
Siempre me ha sorprendido la penuria de obras de geopolítica en las estanterías de las librerías españolas. Un editor me dio la explicación: los españoles no leen sobre geopolítica. Y yo digo, si los españoles fuesen conscientes de que el precio de la factura de la luz puede depender de la guerra de Ucrania o que el precio de algunas importaciones ha aumentado porque los barcos contenedores evitan ahora el estrecho de Bab el-Mandeb a causa de los hucíes yemeníes, tal vez entonces se dieran cuenta de cómo la geopolítica afecta a sus vidas. Mientras llega ese momento, doy la bienvenida a “Indo-pacífico. Eje de la geopolítica global” del Embajador Juan Manuel López Nadal, uno de los mayores expertos en Asia que tenemos en España.
La obra comienza analizando el concepto mismo de Indo-pacífico y su delimitación geográfica. Hay que señalar que, aunque no hablaran del Indo-pacífico per se, en los siglos XVI y XVII las potencias colonizadoras europeas ya tenían una cierta idea de la vinculación entre el Océano Índico y el Pacífico Occidental. Así los portugueses se esforzaron por controlar las rutas comerciales del Índico norte mediante el establecimiento de algunos enclaves: la costa de Mozambique, el estrecho de Ormuz, Goa, Sri Lanka… Y luego trataron de asegurarse el control sobre el acceso al Mar del Sur de China y al lucrativo mercado chino mediante la conquista del puerto de Malaca. Por decirlo de alguna manera, teníamos una realidad geográfica y actores que la tenían en cuenta, pero faltaba el concepto en sí.
A nivel académico, el primer proponente del concepto de Indo-pacífico fue el geopolitólogo alemán Karl Haushofer que reivindicó el Indo-pacífico como “un espacio integrado por la biología marina, la etnografía, la navegación [aquí los Estados del Siglo XXI hablarían más bien de “seguridad marítima”], el comercio [aquí Haushofer resulta profético. Pensemos en los intentos de construir una arquitectura comercial regional: APEC, CPTPP, RCEP…] y los intercambios culturales [cuando Haushofer habló de los intercambios culturales, faltaban más de 50 años para que Joseph Nye propusiese la idea del poder blando]”.
Tras la II Guerra Mundial se impuso el concepto de Asia-Pacífico, que había sido creado por los decisores militares anglosajones que se enfrentaron al imperio japonés. Asia-Pacífico, que solía dejar fuera de la ecuación a Asia meridional, era un marco conceptual adecuado para analizar la Guerra Fría en Asia (guerras de Corea y de Vietnam) y también para presentar la región en la que se estaban produciendo las mayores mutaciones y las mayores oportunidades geoeconómicas. La rivalidad entre EEUU y China, la emergencia de la India, que busca ser un actor global empezando por el Océano Índico, el cuestionamiento de la globalización y las interdependencias, que trajeron el regreso de la geopolítica, hicieron que un nuevo paradigma fuese necesario. Así surgió el Indo-pacífico.
Una vez definido el concepto y el alcance del Indo-pacífico, López Nadal pasa revista a todos los actores en la región y sus estrategias.
China se resiste a adoptar el concepto, ya que entiende “- y no sin fundamento-, que dicha construcción tiene el objetivo fundamental de contener su auge y de obstaculizar sus grandes objetivos estratégicos.” EEUU adoptó el concepto de Indo-pacífico en el marco de su rivalidad con China y lo consagró con la aprobación en febrero de 2022 de una Estrategia para la región, uno de cuyos objetivos,- acaso el principal-, era la contención de China. El primer ministro japonés Shinzo Abe fue el creador del término Indo-pacífico en 2007. Las razones detrás fueron numerosas y válidas: el auge de China a la que considera la principal amenaza a su seguridad, la amenaza norcoreana, las dudas sobre el compromiso estadounidense después de que la Administración de George W. Bush se hubiera enzarzado en la guerra contra el terror y las guerras de Afganistán y de Iraq, su condición de potencia archipelágica y comercial, que hace que la libre navegación sea esencial para él…
La India ve las oportunidades de un concepto geopolítico que la coloca en el centro del nuevo espacio y no en la periferia, como ocurría con el concepto de Asia-pacífico. La adopción gradual del nuevo concepto “combina la continuidad de los parámetros tradicionales de política exterior, el de la autonomía estratégica y la resistencia a cualquier forma de alineamiento, con las tendencias al pragmatismo y a un enfoque más evolutivo, que le imponen las cambiantes circunstancias de su entorno.” Australia, con costas que lindan con los dos océanos, fue uno de los primeros Estados en adoptar el concepto. Su visión del tipo de Indo-pacífico que quiere es similar a la japonesa. A Rusia, como a China, no le agrada el concepto de Indo-pacífico. Su gran proyecto geopolítico es la denominada Gran Asociación Euroasiática, que busca combinar la Unión Económica Euroasiática con la Iniciativa de la Franja y de la Ruta. La ambición es crear un marco de cooperación euroasiático basado en la Unión Económica Euroasiática, la Organización de Cooperación de Shanghai y ASEAN, si bien resulta dudoso que esta última quiera participar en este esquema.
ASEAN ocupa un lugar crítico en la encrucijada entre los dos océanos. ASEAN adoptó el concepto de Indo-pacífico para no perder su centralidad en la arquitectura regional y para responder a la rivalidad creciente entre EEUU y China. La plasmación de esta preocupación fue la adopción en junio de 2019 de la Perspectiva de ASEAN para el Indo-pacífico.
Más allá de estos actores, que son los más involucrados con el Indo-pacífico, hay otros que también han mostrado su interés por el Indo-pacífico. Tenemos a Canadá, que en 2022 publicó su propia estrategia para el Indo-pacífico. La estrategia canadiense destaca por dos toques novedosos: es la que presta mayor atención a la sociedad civil y es la única que se refiere a las diásporas asiáticas como factor geopolítico. Corea del Sur también publicó en 2022 su estrategia para la región. Como señala López Nadal, Corea del Sur tiene un entorno geopolítico complicado por la presencia de Corea del Norte, a pesar de lo cual ha logrado convertirse en la duodécima economía mundial. No es de extrañar que la estrategia surcoreana insista en un orden regional basado en normas, la cooperación para la promoción del estado de derecho y los derechos humanos, la no proliferación y la promoción de una seguridad comprehensiva, entre otros. Corea del Norte es la otra cara de la moneda: un régimen oscurantista con un programa nuclear y otro balístico preocupantes.
Pakistán, cuyos vínculos con Occidente se han debilitado en los últimos años, mientras que estrechaba las relaciones con China, no ha adoptado el concepto de Indo-pacífico, a pesar de que tiene salida al Océano Índico noroccidental. Bangladesh, en cambio, consciente de su posición central en el golfo de Bengala, publicó en 2023 su propia estrategia para la región. Su visión del Indo-pacífico es muy próxima a la occidental, pero se niega a tomar partido en la rivalidad entre China y EEUU. Sri Lanka con una política doméstica endiablada desde hace más de una década, no ha podido dedicar tiempo a desarrollar un pensamiento estratégico sobre el Indo-pacífico. Maldivas ha tenido una vida política intensa estos años. A un presidente pro-chino (Abdulla Yameen) le sucedió uno pro-indio (Ibrahim Solh), que a su vez fue sucedido en 2023 por otro presidente pro-chino (Mohamed Muizzu). Tal vez no la mejor situación para desarrollar un pensamiento estratégico a largo plazo. Nueva Zelanda tradicionalmente se ha centrado en su vecindario del Pacífico Sur. Sus dos últimos gobiernos, el de Jacinda Ardern y el de Chris Luxon han adoptado el concepto de Indo-pacífico. Su principal preocupación es la creciente presencia de China en el Pacífico Sur.
Taiwán es uno de los principales contenciosos en el Indo-pacífico. La RPC ha enfatizado su voluntad de reintegrarla en la RPC durante la presente generación y antes del centenario de la fundación de la RPC en 2049. Aunque la mayor parte de los actores en la región reconocen el principio de una sola China, la realidad es que muchos preferirían el mantenimiento del status quo actual.
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